La escoliosis es una curvatura anormal de la columna vertebral que puede aparecer en niños, generalmente entre los 10 y 15 años de edad, durante la etapa de crecimiento. Aunque puede sonar alarmante, la mayoría de los casos de escoliosis son leves y no requieren un tratamiento extenso. Sin embargo, es importante que los padres estén atentos a los signos de esta condición para intervenir de manera oportuna si es necesario.
La columna vertebral se curva lateralmente en forma de “S” o “C”. Esta curvatura puede variar de leve a grave, y en algunos casos, puede progresar con el tiempo, especialmente durante los picos de crecimiento como lo dice la academia americana de pediatría (AAP).
La mayoría de los casos de escoliosis infantil son idiopáticos, lo que significa que no se conoce la causa exacta. Sin embargo, en algunos casos, puede estar relacionada con condiciones genéticas, malformaciones congénitas de la columna o trastornos neuromusculares como la parálisis cerebral o la distrofia muscular.
Como padres, es útil observar cualquier señal que pueda indicar la presencia de escoliosis:
Si observas alguno de estos signos en tu hijo, lo mejor es consultar a un pediatra para que realice una evaluación física. En algunos casos, se puede requerir una radiografía para determinar la gravedad de la curvatura y definir si necesita una valoración por ortopedia.
Según la academia americana de pediatría. El diagnóstico de escoliosis se realiza mediante un examen físico y, en la mayoría de los casos, una radiografía para medir el grado de curvatura de la columna.
Dependiendo de la gravedad de la escoliosis, el tratamiento puede variar.
Desafortunadamente, la escoliosis idiopática no se puede prevenir, ya que no tiene una causa conocida. Sin embargo, detectarla a tiempo puede ayudar a evitar complicaciones y reducir la necesidad de tratamientos más invasivos. Las revisiones pediátricas regulares son claves para la detección temprana.
En la mayoría de los casos, la escoliosis leve no afecta de manera significativa las actividades diarias de los niños. Pueden continuar participando en deportes y actividades físicas sin problema. Sin embargo, en los casos más graves, pueden experimentar molestias o limitaciones, especialmente si la curvatura afecta la respiración o el movimiento.
La escoliosis puede ser un desafío, pero con la atención y el manejo adecuados, la mayoría de los niños pueden llevar una vida activa y saludable. En Docokids, estamos aquí para acompañarte en cada paso del camino, brindándote orientación médica y emocional, y asegurándonos de que tu hijo reciba el mejor cuidado posible. Si tienes dudas o notas algún signo de escoliosis en tu hijo, no dudes en consultar con uno de nuestros pediatras. Haz clic aquí para conocer nuestros planes.
Escrito por: Felipe Rodríguez